La lluvia llama a la ventana del techo. ¿Quiere aguar la fiesta? El verano alegre,... árido, cálido, y yermo, cede paso al otoño, gris, fecundo, húmedo, y feliz. El llanto del cielo atemoriza a los invitados, como un negro presagio del porvenir. Gripe aviar, crispación política, terrorismo, trabajo, objetivos, las vacaciones olvidadas. El anfitrión les consuela; No tiene miedo; Octubre le llena de esperanzas; tiempo de energía, fuerzas, éxtasis y alegría. Tiempo de tormentas; Inestabilidad; Incertidumbre; Emociones extremas. El cielo no ofrece ninguna pista. Pero le llena. Le transmite energía. Tendrá éxitos, decepciones, amores, desamores, risas, y lágrimas. Y en marzo o abril, el cielo se despejará. ¿Dónde estará? ¿Con quién? Abre los ojos. Mira a su costado. Nadie. Silencio, paró la lluvia. Bajó la marea. Se secaron las lágrimas. Ya no se reconoce en el espejo. Pero ha vuelto a nacer, de las semillas que se sembraron bajo la luz