Un golpe de timón. Pero, ¿hacia dónde?


Las protestas de hoy en España se resumen en una inmensa ola de descontento y en y la exigencia de que se dé un gran golpe de timón. Lo que no se ha dicho es en qué dirección. Y esto es el problema con estos grandes movimientos sociales. Al final alguien tiene que interpretarlos y para ello están los políticos.

Sin embargo, la oposición política en España es inexistente y demasiados ciudadanos han perdido la fe en la política en general. Es como si después de caerse las Torres Gemelas, los neoyorquinos hubiesen echado a los bomberos de la ciudad por no fiarse de su capacidad de hacer frente a la catástrofe. Un cóctel muy peligroso. No se han presentado alternativas y el Gobierno tendrá que descrifrar solo el mensaje de los manifestantes. Viendo la experiencia del último año, su interpretación será a gusto de pocos y se transmitirá con poca o ninguna mano izquierda.

Desde luego, hoy, 14 de noviembre de 2012, hay pocas razones para el optimismo.

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