A los usuarios de los teléfonos móviles en España nos pasa lo de la pescadilla. Todos queremos cambiar de operador, hartos de que nos tomen el pelo, pero cualquier intento de pasar al otro lado siempre termina en fracaso. Las compañías operan como un cartel para no rebajar los precios, ofrecen un servicio de atención al cliente penoso en el mejor de los casos, y castigan a los usuarios por llamar a teléfonos de otros operadores, aunque no hay manera de determinar a qué operador permanece un número. Es como si Telefónica cobrase tres veces el precio a un usuario de telefonía fija por llamar a un número de Jazztel, aunque el prefijo sea de un teléfono local. La situación ha llegado a tal punto que resulta más barato llamar a un número fijo en Argentina desde el servicio de Internet de Skype, que llamar a un usuario de un teléfono móvil de la casa de al lado. Los operadores nuevos no son mejores. Ofrecen precios más rebajados pero todo es para engañarte ya que no te atienden si tienes
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