La Ley Antitabaco - Todos Pierden
Será que soy demasiado testarudo, casi al punto de la obsesión. O tal vez sea porque la experiencia me ha enseñado que si no levantas la voz, nadie te hace caso. Pues, resulta que de los temas que más me provocan últimamente, el que más se destaca es la situación de los no fumadores en España.
Curiosamente, ahora parece que los fumadores son las 'víctimas'. Escucho con frecuencia las quejas y reclamos de este colectivo (minoritario, de hecho, aunque nos sorprenda), de que se están minando sus derechos, de que ya no se puede fumar en ningún sitio. Se ha prohibido en los trenes, los autobuses, las estaciones, ¡los hospitales!, los colegios, hasta en los gimnasios y las guarderías infantiles. De todas formas, las quejas no reflejan en absoluto la realidad. Si Victoria Beckham afirmó que en España todo olía a ajo, se equivocó, porque el primer olor que saluda a cualquier persona cuando llega al aeropuerto de Madrid Barajas, es el del humo del tabaco. Está prohibido fumar en los aeropuertos, pero hay zonas para fumadores que en el caso de la Terminal 4, no están lo suficientemente separados de las demás zonas, y el olor llega a todas partes. Las calles apestan a tabaco, más que la contaminación de los coches. La gran mayoría de los bares y restaurantes tienen un ambiente irrespirable, ¡y con servilletas y pitillos tirados por todo el suelo! ¿Porqué no atrae España el turismo de calidad? ¿Alguien se lo ha pensado por un momento?
No es un problema exclusivo a España pero en otros países se empiezan a proponer soluciones. En Italia está prohibido fumar en todos los lugares públicos, hasta en las playas. En el Reino Unido, también. En Francia también se ha prohibido. Y en Argentina en todos los restaurantes, salvo los que son muy grandes, que tienen derecho a separar una zona especial para fumadores.
En España entró en vigor el 1 de enero de 2006, una nueva ley que intenta regular la situación del tabaco en España, y que ha resultado del todo contraproducente. Donde sí ha tenido efecto es en las oficinas, donde aunque resulte increíble, todavía se permitía fumar sin indemnizar a los no fumadores que tenían que sufrir este claro atentado a su salud. Los empleados de los bares, de los restaurantes, o de las discotecas no tienen la misma suerte. Tampoco los trabajadores que por su profesión se ven obligados a asistir a entregas de premios, cócteles, fiestas laborales, en los que tienen que entrar con la cara tapada.
Según la nueva ley, los bares y restaurantes de más de 90 metros cuadrados tienen derecho a dividir sus establecimientos en zonas para fumadores y no fumadores. De hecho es su obligación. Como mucho, el 30% del local podrá ser para fumadores, y se requiere que las zonas estén correctamente separadas y debidamente señalizadas. De todas formas, en España la gran mayoría de los locales son más pequeños y no se les permite esta opción. En cambio, tienen que elegir entre prohibir el humo en todo el local, o permitirlo, en todo el local. Se da la curiosa situación, que he comprobado al hablar con el jefe de un restaurante italiano en La Coruña, que algunos restaurantes que antes tenían zonas para no fumadores, las han tenido que quitar por la nueva ley no se lo permite.
"Espero con ganas que llegue el día que puedo romper y tirar a la basura todos los ceniceros. ¿Sabes que es la cosa que más ensucia el restaurante?", se defendió el restaurador. El caso es que su local, aunque parezca que tiene más de 90 metros, según el ayuntamiento tiene menos porque no se cuenta la zona del bar o de la cocina, sólo la zona de mesas. Por lo tanto, la única solución es prohibir el humo por completo. Algo que le encantaría poder hacer, pero que si lo hiciera de forma unilateral, impactaría de forma negativa en sus cuentas. No es que la mayoría de sus clientes sean fumadores, sino que suelen ir en grupos, y de cada grupo, por lo menos uno es fumador. Y se da el caso que por el carácter 'solidario' de los españoles aunque de 7 personas, sólo 1 es fumador, el fumador gana y se opta por el local de fumadores. Resulta que los no fumadores se están fastidiando a ellos mismos, sólo por 'quedar bien' con unos pocos amigos fumadores. Por consiguiente, nadie se atreve a prohibir el tabaco en su local, y difícilmente un no fumador encuentra un espacio sin humos.
La única solución sería prohibir el tabaco en todos los lugares públicos. Allí incluyo los bares, los restaurantes, las piscinas, las playas, las discotecas, las fiestas, los accesos a los trenes y los lugares de trabajo, las aceras de las calles, etc. Ya se ha hecho en unos cuantos países y se ha demostrado que funciona. Algunos fumadores poco solidarios dirán que se están minando sus derechos, y que si no se quiere que la gente fume, se debe prohibir el tabaco por completo, y no sólo limitar los lugares de consumo. Pero no se trata de prohibir una elección personal. Todos los fumadores han elegido fumar, conociendo los graves riesgos para su salud. Si se quieren hacer daño, están en su derecho. El suicidio en España no es ilegal, por muy lento o doloroso que sea. Lo que se intenta proteger son los derechos de los que prefieren abstenerse de este camino. Que se fume en privado y no en público. Ya se ha demostrado que prohibir el consumo de marihuana es contraproducente. No veo ninguna conspiración, ni a favor de las empresas tabacaleras, ni en plan recaudatorio para los gobiernos, se trata únicamente de una solución práctica y justa a un problema grave para la salud de los españoles.
La situación actual fastidia a los fumadores, que se han convertido en blanco de las acusaciones de los no fumadores. Fastidia a los no fumadores, porque perjudica gravemente a su comodidad y su salud. Fastidia a los dueños de los locales que se convierten en blanco de las críticas de ambos, cuando lo único que les ocupa es poder crecer y no perder negocio. Y más triste de todo, hay un silencio en los medios de comunicación que únicamente hacen eco de las opiniones de los demás, y no investigan el problema a fondo, por que sencillamente, no les interesa.
Curiosamente, ahora parece que los fumadores son las 'víctimas'. Escucho con frecuencia las quejas y reclamos de este colectivo (minoritario, de hecho, aunque nos sorprenda), de que se están minando sus derechos, de que ya no se puede fumar en ningún sitio. Se ha prohibido en los trenes, los autobuses, las estaciones, ¡los hospitales!, los colegios, hasta en los gimnasios y las guarderías infantiles. De todas formas, las quejas no reflejan en absoluto la realidad. Si Victoria Beckham afirmó que en España todo olía a ajo, se equivocó, porque el primer olor que saluda a cualquier persona cuando llega al aeropuerto de Madrid Barajas, es el del humo del tabaco. Está prohibido fumar en los aeropuertos, pero hay zonas para fumadores que en el caso de la Terminal 4, no están lo suficientemente separados de las demás zonas, y el olor llega a todas partes. Las calles apestan a tabaco, más que la contaminación de los coches. La gran mayoría de los bares y restaurantes tienen un ambiente irrespirable, ¡y con servilletas y pitillos tirados por todo el suelo! ¿Porqué no atrae España el turismo de calidad? ¿Alguien se lo ha pensado por un momento?
No es un problema exclusivo a España pero en otros países se empiezan a proponer soluciones. En Italia está prohibido fumar en todos los lugares públicos, hasta en las playas. En el Reino Unido, también. En Francia también se ha prohibido. Y en Argentina en todos los restaurantes, salvo los que son muy grandes, que tienen derecho a separar una zona especial para fumadores.
En España entró en vigor el 1 de enero de 2006, una nueva ley que intenta regular la situación del tabaco en España, y que ha resultado del todo contraproducente. Donde sí ha tenido efecto es en las oficinas, donde aunque resulte increíble, todavía se permitía fumar sin indemnizar a los no fumadores que tenían que sufrir este claro atentado a su salud. Los empleados de los bares, de los restaurantes, o de las discotecas no tienen la misma suerte. Tampoco los trabajadores que por su profesión se ven obligados a asistir a entregas de premios, cócteles, fiestas laborales, en los que tienen que entrar con la cara tapada.
Según la nueva ley, los bares y restaurantes de más de 90 metros cuadrados tienen derecho a dividir sus establecimientos en zonas para fumadores y no fumadores. De hecho es su obligación. Como mucho, el 30% del local podrá ser para fumadores, y se requiere que las zonas estén correctamente separadas y debidamente señalizadas. De todas formas, en España la gran mayoría de los locales son más pequeños y no se les permite esta opción. En cambio, tienen que elegir entre prohibir el humo en todo el local, o permitirlo, en todo el local. Se da la curiosa situación, que he comprobado al hablar con el jefe de un restaurante italiano en La Coruña, que algunos restaurantes que antes tenían zonas para no fumadores, las han tenido que quitar por la nueva ley no se lo permite.
"Espero con ganas que llegue el día que puedo romper y tirar a la basura todos los ceniceros. ¿Sabes que es la cosa que más ensucia el restaurante?", se defendió el restaurador. El caso es que su local, aunque parezca que tiene más de 90 metros, según el ayuntamiento tiene menos porque no se cuenta la zona del bar o de la cocina, sólo la zona de mesas. Por lo tanto, la única solución es prohibir el humo por completo. Algo que le encantaría poder hacer, pero que si lo hiciera de forma unilateral, impactaría de forma negativa en sus cuentas. No es que la mayoría de sus clientes sean fumadores, sino que suelen ir en grupos, y de cada grupo, por lo menos uno es fumador. Y se da el caso que por el carácter 'solidario' de los españoles aunque de 7 personas, sólo 1 es fumador, el fumador gana y se opta por el local de fumadores. Resulta que los no fumadores se están fastidiando a ellos mismos, sólo por 'quedar bien' con unos pocos amigos fumadores. Por consiguiente, nadie se atreve a prohibir el tabaco en su local, y difícilmente un no fumador encuentra un espacio sin humos.
La única solución sería prohibir el tabaco en todos los lugares públicos. Allí incluyo los bares, los restaurantes, las piscinas, las playas, las discotecas, las fiestas, los accesos a los trenes y los lugares de trabajo, las aceras de las calles, etc. Ya se ha hecho en unos cuantos países y se ha demostrado que funciona. Algunos fumadores poco solidarios dirán que se están minando sus derechos, y que si no se quiere que la gente fume, se debe prohibir el tabaco por completo, y no sólo limitar los lugares de consumo. Pero no se trata de prohibir una elección personal. Todos los fumadores han elegido fumar, conociendo los graves riesgos para su salud. Si se quieren hacer daño, están en su derecho. El suicidio en España no es ilegal, por muy lento o doloroso que sea. Lo que se intenta proteger son los derechos de los que prefieren abstenerse de este camino. Que se fume en privado y no en público. Ya se ha demostrado que prohibir el consumo de marihuana es contraproducente. No veo ninguna conspiración, ni a favor de las empresas tabacaleras, ni en plan recaudatorio para los gobiernos, se trata únicamente de una solución práctica y justa a un problema grave para la salud de los españoles.
La situación actual fastidia a los fumadores, que se han convertido en blanco de las acusaciones de los no fumadores. Fastidia a los no fumadores, porque perjudica gravemente a su comodidad y su salud. Fastidia a los dueños de los locales que se convierten en blanco de las críticas de ambos, cuando lo único que les ocupa es poder crecer y no perder negocio. Y más triste de todo, hay un silencio en los medios de comunicación que únicamente hacen eco de las opiniones de los demás, y no investigan el problema a fondo, por que sencillamente, no les interesa.