Mi ‘relaxing café con leche’
¿Qué
es Londres sin el Big Ben? ¿París sin la Torre Eiffel? ¿Nueva York sin la
Estatua de la Libertad? ¿o Alemania sin la Puerta de Brandemburgo? Desde luego,
para el turista no serían casi nada, y aunque la experiencia del foráneo de
cualquiera de estas ciudades, por supuesto puede ir mucho más allá de estos iconos de la historia y de la identidad, no dejan de ser los elementos en los
que basan el recuerdo los millones de ciudadanos que los han transitado a lo
largo de las décadas y los siglos. Pero Madrid, ¿qué es y con qué símbolos nos enorgullecemos
de nuestra ciudad?
Nuestra alcaldesa no electa se refirió a un
hipotético ‘relaxing café con leche’ en la Plaza Mayor en la presentación de la
candidatura olímpica, aunque por el tono de su discurso no pareciera que ella
misma hubiera vivido con gran frecuencia esa particular experiencia. Los medios
y los ciudadanos no tardaron en burlarse de ella por referirse a una plaza en
estado de perpetuo deterioro y abandono por parte del Ayuntamiento que para
pocos residentes de nuestra capital sigue estando en el centro del día a día. Y
mucho menos el ‘relaxing cup of coffee’ en un lugar donde predominan las cañas,
los pinchos de tortilla y los bocadillos de calamares.
Pero, ¿por qué tiene que ser así? ¿Por qué nos
avergonzamos tanto de un símbolo que debería ser el orgullo de nuestra ciudad?
¿Por qué pica tanto al madrileño que los extranjeros sigan identificando a
Madrid con la Plaza Mayor? Y es un hecho que en la mayoría de los ‘modernos’
reclamos publicitarios de la ciudad, se fija más hoy en día en otros elementos:
¿unas cuatro torres enormes situadas en una zona poco accesible de la ciudad
que no destaca precisamente por su densidad demográfica? ¿Un par de torres
inclinadas que hoy en día pocos saben quién las ocupa? ¿Unos barrios de las afueras
desalmadas, homogéneas y carentes de viandantes? ¿Un estadio olímpico con forma
de peineta que nadie sabe muy bien para qué sirve?
Al igual que la capital norteamericana puede
definirse con la imagen que de ella presentó el director, Woody Allen, Madrid
para los extranjeros sería, creo yo, el de la Movida, el de las películas de
Almodóvar, el del arte, el de los Borbones y los Austrias, el de la Plaza
España, la Puerta del Sol, la Plaza Mayor, el Reina Sofia,…” Sin embargo, hoy
en día, para asombro del que se adentra en nuestra ciudad, las torres de la
Plaza España están vacias; la Puerta del Sol se parece a una escena de la
película, Blade Runner, y la Plaza Mayor a una feria comercial de lo paleto y
la hortera, mientras el Reina Sofia intenta aguantar el tipo como un oasis en
medio de un desierto hace mucho tiempo abandonado por los ‘nativos’ de la
ciudad.