La Caca del Guateque
Vivo en el barrio madrileño de Ventas, a medio camino entre la Plaza de las Ventas y Pueblo Nuevo, casi llegando a la Elipa. Hoy regresé a casa caminando desde el Metro de Barrio de la Concepción, cruzando el Parque de Calero. Por lo general, atravesé calles más o menos limpias de manera que el paseo se hiciera más o menos agradable.
Llegué a la calle Alcalá, la crucé y seguí mi paseo cuesta abajo en dirección hacia mi casa. A medida que el viandante avanza por aquella calle, se ve como poco a poco el barrio se va deteriorando. Las aceras están cada vez más destrozadas, hay trechos de calle por los que es mejor caminar por el asfalto que en la acera, si no los coches bloquean el camino. Al final alcancé mi calle. Las cacas de perro se acumulaban en las dos aceras, algunas emitían un vapor, otras se iban pudriendo-, no sé cuantos días llevarán allí, y otras más dudo mucho de si realmente eran de animal. Tenían un aspecto más humano.
Donde no había cacas, había mierda, aplastada y distribuida finamente por toda la acera. Para colmo, la calle está agrietada, tiene zanjas, y su estado general es una verguenza. Además de la caca, el suelo está cubierto por pitillos, papel, y otros tipos de basura que se juntan donde los técnicos de limpieza no llegan, por debajo de las ruedas de los coches, exacerbando un aspecto verdaderamente tercermundista.
No toda Madrid es así. Lavapiés, sí. Mi barrio también. Y otros tantos. Pero también hay barrios limpios, bien cuidados, con las aceras y el mobiliario urbano cuidado y reformado. Y no va necesariamente por clases. El Paseo de la Castellana a la altura de Cuzco también tiene grandes zanjas, y aceras que darían miedo a cualquier señora con tacones.
Me pregunto cómo el ayuntamiento de Madrid decide qué barrios consignar al abandono, y a cuales les va a dar prioridad. Todos pagamos impuestos, pero no todos somos iguales a los ojos del trío Gallardón/ Cobo/ Botella. ¿Cómo se toman estas decisiones? ¿A golpe de talón? En el Ayuntamiento de la Operación Guateque, todo es posible.
Llegué a la calle Alcalá, la crucé y seguí mi paseo cuesta abajo en dirección hacia mi casa. A medida que el viandante avanza por aquella calle, se ve como poco a poco el barrio se va deteriorando. Las aceras están cada vez más destrozadas, hay trechos de calle por los que es mejor caminar por el asfalto que en la acera, si no los coches bloquean el camino. Al final alcancé mi calle. Las cacas de perro se acumulaban en las dos aceras, algunas emitían un vapor, otras se iban pudriendo-, no sé cuantos días llevarán allí, y otras más dudo mucho de si realmente eran de animal. Tenían un aspecto más humano.
Donde no había cacas, había mierda, aplastada y distribuida finamente por toda la acera. Para colmo, la calle está agrietada, tiene zanjas, y su estado general es una verguenza. Además de la caca, el suelo está cubierto por pitillos, papel, y otros tipos de basura que se juntan donde los técnicos de limpieza no llegan, por debajo de las ruedas de los coches, exacerbando un aspecto verdaderamente tercermundista.
No toda Madrid es así. Lavapiés, sí. Mi barrio también. Y otros tantos. Pero también hay barrios limpios, bien cuidados, con las aceras y el mobiliario urbano cuidado y reformado. Y no va necesariamente por clases. El Paseo de la Castellana a la altura de Cuzco también tiene grandes zanjas, y aceras que darían miedo a cualquier señora con tacones.
Me pregunto cómo el ayuntamiento de Madrid decide qué barrios consignar al abandono, y a cuales les va a dar prioridad. Todos pagamos impuestos, pero no todos somos iguales a los ojos del trío Gallardón/ Cobo/ Botella. ¿Cómo se toman estas decisiones? ¿A golpe de talón? En el Ayuntamiento de la Operación Guateque, todo es posible.