#saveTheHobbit
Mi
entrada de hoy toca un tema distinto a lo habitual, aunque también relacionado.
Se puede definir como un caso práctico que demuestra el poder de las redes
sociales pero escribo que es ‘distinto’ por su vínculo con mi propia sensación
de nostalgia por tiempos pasados y con mi deseo de que en un mundo en constante
cambio, se respeten por lo menos algunos espacios que nos permiten recordar
quiénes somos y cómo nos desarrollamos como personas.
Resulta
que hoy he descubierto al acceder a la página web del periódico, The Guardian,
que el actor y pilar del establishment cultural
británico, Stephen Fry, ha defendido a través de su cuenta de Twitter –que por
cierto es el que más seguidores tiene del Reino Unido- que un pub de la ciudad británica de Southampton tenga derecho a mantener el mismo nombre que ha utilizado de
forma ininterrumpida durante los últimos 20 años. ¿El motivo? Una empresa que
representa a la productora de una película de próximo estreno ha decidido que
infringe sus derechos de autor. El pub se llama The Hobbit, nombre tomado, por
supuesto, del mítico libro de JRR Tolkien, sin embargo, el responsable de
la venta mundial de los derechos de autor, no del autor fallecido en 1973 sino
de la película que se estrenará en el Reino Unido a finales del año, ha
amenazado al pub de que si no cambia su nombre antes de finales de mayo,
presentará una querella.
The
Hobbit se encuentra en en un barrio próximo al campus de la Universidad de Southampton, el lugar donde el autor de esta entrada cursó su licenciatura. En el último año de mi
carrera vivía a tiro de piedra del pub, sin embargo, también era el antro más
frecuentado por los estudiantes de toda la universidad gracias a su música en vivo, sus cervezas y cócteles con nombres de personajes de la novela de Tolkien y su localización estratégica a medio camino entre el centro de la ciudad y la sede universitaria. Aunque el local es
de lo más humilde, para la población estudiantil es todo un mito y con sólo
leer el nombre me trae un montón de recuerdos de mis tiempos estudiantiles.
Pues,
resulta que como consecuencia de la demanda insensata del Saul Zaentz Company
de Los Angeles, los propietarios particulares del pub han tenido que recurrir a
las redes sociales para hacerse eco de su campaña para defender su derecho a
seguir utilizando el mismo nombre que ya utilizaban mucho antes de que pasara por
la cabeza de los multimillonarios de Beverly Hills trasladar la obra de Tolkien
a las pantallas de cine. En pocos días, han logrado alcanzar la cifra de 30.000
seguidores en su perfil de Facebook, y aparte de Fry, el diputado laborista y
alumnus de la Universidad de Southampton, John Denham, y el mismísimo
Anonymous, han conseguido apoyos en Twitter desde España hasta Nueva Zelanda.
Ahora
bien, puede que todo el follón que se ha montado no sea más que una estrategia
de marketing de guerrilla por parte de los promotores de la película, sin
embargo, si es así, amenazar de esta forma a una pequeña empresa en tiempos de
crisis global demuestra un nivel
de avaricia por parte de una empresa que no pierde nada con la publicidad
gratuita que les ofrece no sólo The Hobbit de Southampton, sino los numerosos
locales de hostelería que llevan este nombre en todo el mundo.
La
empresa norteamericana también ha perseguido en los últimos meses a una
sandwichería de Birmingham que lleva el nombre, The Hungry Hobbit. Parece que,
en efecto, los bárbaros de Hollywood quieren que todos los demás pasemos hambre
mientras ellos se forren con sus pleitos contra sus propios consumidores.
En
este mundo hecho a medida de Estados Unidos, no hay derechos sin dinero y pocos
pueden hacerse frente al poderío de la industria cinematográfica
norteamericana. Sin embargo, en un caso como este es bastante obvio que los
creadores de la película no tienen derecho a usurpar el nombre, The Hobbit, a
todas las otras empresas que hayan tenido la ocurrencia de utilizarlo antes que
ellos. Pues si quieren utilizar este nombre tan popular en la cultura británica
para ganar dinero con su película, que lo compartan como hasta ahora lo han
hecho todos los demás. ¿O quieren que los dueños del pub de Southampton
presenten una demanda contra ellos por falta de originalidad?
Invito
a mis lectores a hacerse seguidores de la página de Facebook
de The Hobbit, Southampton, a firmar
la petición para que puedan mantener su nombre, a seguir su perfil de
Twitter, @savethehobbit y a
utilizar el hashtag #saveTheHobbit para ayudar que se convierta en un trending
topic mundial. Las redes sociales sirven para hacer fuerza para las personas
pequeñas para que los poderosos dejen de burlarse de la gente humilde, y esta causa me parece de lo más justa, además de cercana. Y si no prospera, siempre nos quedará boicotear la película. Os mantendré informados.