Vivir sin aire en Madrid
Las alergias se han
adelantado este año en Madrid. Lo leí ayer en una noticia de La
Gaceta, y resulta que la razón no es la habitual. Este invierno apenas ha
llovido, sin embargo, la boina de contaminación ha llegado a tal nivel que
mezclada con las primeras gramíneas, produce un cóctel explosivo para muchos
alérgicos.
Por supuesto, no tuve que
informarme a través de los periódicos. Ya van dos lunes que paso el día
estornudando tras disfrutar la tarde del domingo en el parque. Y tampoco es un
fenómeno que se limita a esta época del año. La situación ha empeorado en los
últimos días, sin embargo, desde finales del verano, la calidad del aire en
esta urbe se ha hecho insoportable para los bronquios. No sé cómo sobrevive la
gente que también fuma si con sólo salir a pasear acortamos nuestras vidas en por
lo menos un par de lustros.
Sin embargo, la alcaldesa de
Madrid no sólo no cree en el cambio climático sino ya no siente la
contaminación. Pasará el día en sitios cerrados con el aire condicionado o la calefacción
puesta y sólo saldrá a la calle en coche oficial, contaminando. Eso a excepción
de sus vacaciones, en las que con casi total seguridad respira el aire puro de
Ávila o algún otro lugar material y moralmente impoluto. Desde luego, es mejor
estar dentro meando hacia fuera que estar fuera meando hacia dentro, y más en
estos tiempos en los que cada vez más están fuera, y sin un lugar higiénico
para mear.
Otras ciudades han tomado
medidas contra la contaminación y los datos de la Unión Europea indican que
Madrid está siempre entre las capitales con el aire más sucio. Lo que no quita
que sea una maravillosa ciudad y con buena gente y una gran calidad de vida. Es
sólo una pena que nuestros dirigentes hacen todo lo que está en sus manos para
quitarnos el tubo de oxígeno.
¡Aaaaaachú!