¿Cómo financiar un proyecto periodístico en 2012?
El
proceso de transformación que le toca a la prensa tras la revolución de
Internet y la rápida desaparición del papel no va a permitir la rentabilidad a
corto plazo. De ello estoy cada vez más convencido. Los diarios hace tiempo que
dejaron de ser la plataforma publicitaria por excelencia, pasando el relevo a
buscadores como Google y posteriormente a
redes sociales como Facebook o Twitter, que ocupan el centro de la
actividad de los consumidores en Internet. Los
medios online son un mero apéndice a estos grandes distribuidores de contenidos
y no van a generar de un día para otro las ingentes cantidades de dinero que
serían necesarias para que se realizaran trabajos de periodismo investigativo a
la altura de los que hicieron famosos profesionales como Carl Bernstein o Bob Woodward.
Internet
ha canibalizado por completo el negocio periodístico y en cierta medida es
necesario volver a inventar la rueda. Sin embargo, la revolución de Internet es
un fenómeno mucho más complejo que las transformaciones que la procedieron. La mecanización de la imprenta
fue un hito enorme para el desarrollo de la prensa que permitió establecer un
modelo de negocio que duró un montón de años, generando riqueza para los grandes
magnates de la comunicación. Sin embargo, con Internet, aunque habría que
ser ciego o estúpido para no reconocer que lo transforma todo, seguimos sin
saber con qué herramientas jugamos. Cada año el entorno online vuelve a
evolucionar, aparecen nuevas aplicaciones, se transforma el uso que hacemos de
las redes sociales, se demuestra la inviabilidad de montones de negocios
mientras unos pocos de repente ven la luz y logran obtener beneficios, aunque
siempre menores de los que desean los analistas. En este contexto, hablar de
encontrar la piedra filosofal es una actividad –perdónenme la redundancia- más
filosófica que real.
Ante
esta realidad, sólo veo dos opciones alternativas para rentabilizar el negocio
de los medios, que en resumidas cuentas, son: 1. La filantropía
y 2. El crowdfunding.
En
relación a la segunda opción, el diario Público
ya ha iniciado un
interesante experimento con el fin de intentar salvarse tras entrar en
concurso de acreedores nada más iniciarse el nuevo año. Ya veremos si sus
lectores, o por lo menos algunos de ellos, están dispuestos a contribuir su
dinero para sostener un proyecto de periodismo independiente, que si tuviera
éxito podría servir como ejemplo para muchos más. Veo el crowdfunding como una opción viable para algunos casos muy
específicos en los que exista una gran demanda social para la supervivencia de un
determinado proyecto periodístico que no sería viable sólo a nivel comercial.
Además del caso Público, está el de Periodismo
Humano, que permite a sus lectores convertirse en socios si pagan una cuota
anual de 50 euros a cambio
de nada más que la sensación de estar colaborando con una causa positiva. No sé
cómo les va, quizás algún lector de este blog sea capaz de aportar algún dato
al respecto. Sin embargo, mientras este modelo puede, quizás, funcionar para la
prensa generalista, no sé hasta qué punto serviría para la especializada si no
quiere perder su independencia.
La
primera opción también tiene sus debilidades. Históricamente, algunos de los
magnates más importantes de la comunicación se dedicaban a la impresión de periódicos
casi exclusivamente como una afición que les diera prestigio que les facilitara
el acceso a negocios más lucrativos. Rupert Murdoch declaró
ante el Parlamento británico que su negocio en el Reino Unido sólo representaba
una parte muy pequeña de su
negocio internacional. Sin embargo, ser propietario de The Times le aportó
credibilidad y sirvió de plataforma para adoptar una posición hegemónica en los
medios anglosajones. El escándalo de las escuchas
en el News of The World, en cambio, hace
peligrar el futuro de todo su imperio.
También
en el Reino Unido, en 2010, el empresario ruso, Alexander
Lebedev, adquirió The Independent, salvando así un
proyecto periodístico en perpetuo riesgo de terminar en tragedia. Aseguró que
no se metería con la línea editorial del periódico ya que su principal objetivo
era ganar reconocimiento y credibilidad en el mercado británico y europeo. Sin
embargo, es difícil creer que un periódico de su propiedad vaya a publicar algo
que perjudique directamente a sus intereses empresariales.
Seguramente
también hay otros modelos alternativos pero para descubrirlos es necesario
experimentar, y para experimentar se necesita capital. En 2011, en medio de una
grave crisis global, lo que más necesita el negocio periodístico no son bancos
o accionistas que exijan rentabilidad a corto plazo sino el apoyo de personas y
organizaciones solventes dispuestas a arriesgar, y sobre todo a dejar que otros
arriesguen con su dinero, experimenten, innoven y busquen maneras originales
para generar información de calidad y presentarla en un formato lo
suficientemente atractivo como para conquistar las nuevas audiencias online.
Sólo en España, miles
de periodistas están por la labor. Lo único que les falta es alguien que
les pague un buen sueldo.