MÁS contaminación POR MENOS dinero en la Comunidad de Madrid
Mucho
se ha hablado y escrito sobre la última campaña de Metro de Madrid en la que
nos quieren convencer de que nuestra querida ciudad tiene uno de los sistemas
de transporte público más baratos de Europa. La principal crítica que se escucha
es que no vale comparación que no tenga en cuenta las diferencias de nivel de
vida entre los distintos países del estudio. La Comunidad de Madrid, por su
parte, defiende que el precio del transporte público no es el único factor a
tener en cuenta para hacer una comparación fidedigna entre el coste de vivir en
diferentes ciudades, ya que también habría que sumar las variaciones a nivel
fiscal, el coste de la educación, servicios sanitarios, etc.
Por
mi parte, me gustaría proponer una medida de comparación bastante eficaz, sobre
todo si queremos determinar si la política tarifaria del transporte público
fomenta la sostenibilidad. Se trata de calcular la diferencia entre las tasas
que tienen que pagar los conductores para conducir un coche contaminante en el
centro de la ciudad y las que pagan los peatones para viajar en transporte
público. De esta forma, nos permite hacer comparaciones dentro de una misma
ciudad por lo que las diferencias del nivel de vida entre ciudades pierden
relevancia.
A
efectos de esta entrada, limitaré la comparación a dos ciudades: Madrid y
Londres, aunque invito a la comunidad a extender el análisis a otras capitales.
Pues, en el caso de Londres, cualquier conductor que quiera acceder a la zona
central de la ciudad tiene que pagar una tasa diaria de 10 libras (12,10 €), o
lo que es lo mismo, 363,00 € al mes. En cambio, el precio de un abono mensual
para viajar en metro, autobús o tren en la zona central de Londres es de 112,20
libras (135 €), es decir, un 74% inferior respecto a la tasa que se aplica a
los coches.
En
Madrid, en cambio, los coches que quieran acceder al centro de Madrid, sean o
no de residentes, tienen que pagar una tasa de exactamente 0 €, mientras el
abono mensual para utilizar el Metro, el autobús o Cercanías en la zona A tiene
un coste de 47,60 €, es decir, la diferencia es incalculable. De todas formas,
a esto hay que añadir, por ejemplo, que en Londres el abono mensual caduca 31
días después de la fecha de compra, mientras en Madrid caduca el último día del
mes, aunque se haya comprado el día 10, por lo que para determinados usuarios el
coste es proporcionalmente aún mayor.
Todos
estos datos nos llevan a la conclusión de que contaminar el aire en Madrid tiene
un coste muy bajo (es decir nulo) para el consumidor en comparación con las
alternativas de transporte más sostenibles. También demuestra que aunque la
Comunidad de Madrid subvenciona tanto al transporte público como al transporte
por carretera, los viajeros de Metro tienen que contribuir bastante más que los
que no lo utilizan, mientras todos tenemos que contribuir la misma cantidad
para financiar el transporte por carretera, por poco o mucho que utilicemos el
coche. La construcción del túnel de la M30 tuvo un coste que todos los
madrileños tendremos que sufragar para el resto de nuestras vidas, sin embargo,
el Ayuntamiento se niega a exigir un mayor esfuerzo a los que más se benefician
de él.
Está
claro que la sostenibilidad y el medio ambiente no son prioridades para el
Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid. El lema de la campaña de Metro es ‘Más
por Menos’. Efectivamente, en Madrid, a corto plazo, los que más contaminan
conseguirán más por menos, aunque a largo plazo todos tendremos que pagar el
precio del peor aire en Madrid - sin mencionar las multas de la Comisión Europea -, y más los que vivimos y dormimos en el centro,
y nos desplazamos habitualmente en transporte público.
Ah,
termino con otro dato: Ayer según datos de la Comisión Europea,
el índice de contaminación en Madrid registró una media de 89 puntos, frente a 39 en
Bruselas, 50 en Berlín, 69 en París y 81 en Londres, esta última tres veces más
grande que la capital de España. Y diga lo que diga la alcaldesa, Ana Botella,
la contaminación sí es perjudicial para la salud.