Los cerdos no vuelan pero por lo menos pueden soñar
Mañana,
¿qué será de mañana? Cada día un nuevo horror, una nueva suspensión de pagos,
un nuevo ERE, un nuevo aumento de nuestra prima, el riesgo. Qué poca esperanza
tenemos los que luchamos por superar este bache tan cruel que atraviesa este
país que es nuestro, bien por nacimiento, bien por adopción.
Seguir,
aguantar, sufrir, huir, migrar, escapar, volar, aterrizar... Pero, ¿hasta dónde
se puede escapar si encima nos dicen que todo es cíclico, y que ningún país
está a salvo del frío dictado de los mercados? Seremos cada día menos libres,
tendremos que trabajar más, descansar menos, luchar. Todo el sueño de un mundo
más igualitario se evapora cuando vemos que quien tiene tiempo para ganarse el
pan no tiene tiempo para tener una familia.
Y
encima para los que trabajamos en el sector de la comunicación: Unos medios que no
pueden pagar a sus trabajadores, unos lectores que lo quieren todo gratis, unas
empresas que piden cada vez más por cada vez menos, unos consumidores que no
quieren consumir, unos bancos que nos quieren consumir.
Por
cada país que emerge nos dicen que otro tiene que sumergirse bajo las aguas
del océano. Y ahora le toca al nuestro. Bienvenidos a Atlantis, la ciudad casi
perdida. Además, es nuestra culpa por haber querido hacernos ricos a coste de
los demás. Busca una pareja de baile, baila libremente y pídele que siga todos
tus pasos. Luego baila cada vez más rápido, con movimientos cada vez más
bruscos hasta que se agote. Pero después, recuerda que es un juego y ahora le
toca a él bailar y tú le tienes que seguir. Llega el momento de la venganza.
¿Así es el momento en el queremos vivir? ¿Ha llegado el momento de la venganza?
¿O quizás seamos nosotros los que seguimos fastidiando al mundo, vendiendo
nuestras deudas, nuestras desgracias y nuestras almas a los chinos para que
dentro de unos años ellos también sufran la mayor crisis de la historia y
tengan que vender sus deudas a los bancos de alguna sociedad extraterrestre?
¿Tanta
negatividad realmente nos va a sacar de la crisis? ¿La historia ya está escrita
o la podemos inventar nosotros? ¿Estamos destinados a seguir nuestras cabezas
hasta el abismo y más allá, o podemos volver a escuchar a nuestros corazones y
volar con ellos hacia un lugar más alto y sublime? ¿Tenemos que seguir lo
racional, que nos dicta hacia donde tenemos que ir, o podemos hacer caso al
órdago de Galeano y soñar?
Habría
que crear un nuevo partido político: El Partido de los Soñadores Españoles,
para contrarrestar el fatalismo del Partido del Submundo y el Partido del Infierno
de Dante. Habrá que recuperar las ganas, no esperar que la suerte nos vuelva a
tocar dentro de 1000 años, sino permitir que todo el mundo pueda enriquecerse,
no a coste de los demás sino gracias a compartir y a construir. En definitiva, a bailar con la pareja y no consumir la pareja con el baile.
¿Estoy
soñando? No sabía qué iba a escribir hoy o si iba a escribir algo, pero me ha salido esto. ¿Es un sueño?
¿Estoy despierto? ¿Estoy aquí? Y mañana, ¿qué nos traerá?